Gracias al compromiso y la ambición del personal, de los miembros de la comunidad, de los donantes, de los voluntarios y de los colaboradores internacionales, se crearon un centro para la primera infancia y un programa de alfabetización para adultos.
El 18 de enero de 2007, Hanley murió en un accidente de coche en Guatemala. Aunque su vida se truncó trágicamente, su legado sigue vivo. Las personas a las que inspiró siguen impulsando la misión que ella imaginó.